viernes, 25 de julio de 2008

Los años 60, Marabú nacía, el mundo evolucionaba...

Son varios los acontecimientos que sucedían en Argentina y el mundo cuando nace la comparsa Marabú. El mundo evolucionaba mientras un grupo de personas se juntaban inocentemente en una esquina a decidir el destino de lo que es hoy, una de las comparsas mas representativas del carnaval santotomeño.

Los ‘60 se recuerdan como una década de profundos cambios. En Argentina el peronismo estaba proscripto, en pleno Gobierno de Arturo Frondisi.
Fue en esos tiempos que se crea una Comisión normalizadora de la CGT con el fin de que los grupos sindicales volvieran a tomar el control del organismo. Luego vendría el golpe de estado de 1962.

Mientras eso sucedía, en el mundo ocurría diferentes cosas: Camerún alcanza la independencia de Francia. La Unión Soviética decide comprar grandes cantidades de azúcar de Cuba (Algo insólito).
El 21 de febrero, Fidel Castro nacionaliza todas las empresas en Cuba. El 9 de junio, en Argentina, se empieza a emitir en Buenos Aires Canal 9. El 1 de octubre, Nigeria alcanza la independencia del Reino Unido y en Argentina, se comienza a emitir Canal 13.
El 8 de noviembre John F. Kennedy, gana las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. Mientras que el 30 de octubre nace el mayor mito del fútbol argentino: Diego Armando Maradona.

Además de eso, ese mismo día se juega por primera vez la Copa Libertadores de América, llamada Copa de Campeones de América, coronándose como campeón el Club Atlético Peñarol de Uruguay al derrotar en la final al Club Olimpia de Paraguay.
Asimismo en Argentina todas las marcas de lavado de ropa se colocan bajo el control de una sola compañía, Lever Hermanos y Asociados. Al poco tiempo, llega los caldos en cubo a nuestro país de la mano de Knorr. La aceptación por parte de las amas de casa es inmediata y lo que se esperaba vender en un año se vende en un mes.
Mientras el mundo evolucionaba, en la esquina de San Martín y Sarmiento se gestaba el nacimiento de Marabú. Cabe recordar que no hay mejor forma de liberarse de los problemas que bailar y disfrutar de un buen momento. Y eso es Marabú, un buen momento, para estar con amigos, con la familia, o con cualquier persona que quiera compartir el sentimiento de ser marabucero. No hay mejor pasión que el de permanecer a esta bella comparsa, que alegra la vida a la gente.

Egle Martin, una estrella marabucera

Una enorme estancia a las afueras del pueblo, de la cual se convirtió en la dueña, hizo a la estrella de la música, Egle Martin, pisar los suelos santotomeños. Cuando conoció los carnavales, se enamoró de la comparsa Marabú y pese a varios intentos de llevarla hacia otras comparsas, su corazón ya estaba instalado en la aplanadora.
Un repaso rápido por su vida es como un recorrido por buena parte de la bohemia de los años 60 y 70. Desde Dizzy Gillespie (el trompetista del bebop por excelencia) hasta Astor Piazzolla pasando por Hermeto Pascoal, Gato Barbieri, Gilberto Gil, Naná Vasconcellos (quien le enseñó a tocar el berimbau), Lalo Schifrin (novio de la adolescencia y amigo de la vida), Luis Salinas (a quien hospedó en su casa cuando el guitarrista no tenía dónde parar en Buenos Aires) y hasta Jorge Luis Borges (a quien conoció durante el rodaje de la película Los orilleros), forman parte de las anécdotas de Egle.
La vida musical de esta mujer es un curioso derrotero que arranca en el Teatro Colón a los 7 años siguiendo los mandatos familiares de una madre cantante lírica con la que hacían a dúo pasajes de Porgy & Bess y después da varios vuelcos. Uno fue a los 16, cuando la eligieron Miss Televisión, a lo que siguió una breve etapa como vedette. "Odié ese momento porque en realidad no era lo que yo quería hacer", dijo Egle a un diario.
Con su marido, Lalo Palacios, vivieron en casas de un ambiente, de dos y de cinco. Pero siempre estaban las puertas abiertas para los músicos. Todos sabían que en su casa se iban a encontrarse con alguien. Después volvió a abrirse un nuevo horizonte con el descubrimiento y la investigación sobre los ritmos africanos y su influencia en la música argentina. Sus viajes a Bahía, Brasil y sus siete años de estadía en Santo Tomé Corrientes, le sirvieron para terminar de darle forma a esta pasión.
Era increíble la época en la que reinaba Egle en la comparsa, su imponente imaginación llevó a la comparsa a ser la mejor, por su originalidad, por su carácter de sorpresa y por innovar cada año gracias a su experiencia en el teatro. Era tal su predisposición hacia la comparsa, que junto a Mima Correa se iban en su avión personal un día a Buenos Aires a comprar telas para Marabú, y volvían esa misma noche, simplemente por su pasión hacia ese grupo de gente con los cuales hizo una gran amistad que pese a que después tuvo que tomar un nuevo rumbo, siempre permanecerán en su corazón.
Actualmente vive en su gran casa en Barracas que tiene un gran parecido a una tienda del norte africano, un templo lleno de tambores, bombos, bongoes y tumbadoras, con los que Egle da clases. Pero siempre perdura el recuerdo de cuando fue parte de la comparsa, por los amigos que cosechó y porque ese grupo de gente la dejó mostrarse simplemente como es: una artista.

El Arlequín


Con la participación de Malena Bambil, Marabú representó en uno de sus años, "El circo", con increibles atuendos confeccionados con la ayuda de la célebre artística Egle Martin. Es así que Marabú sorprendía con una magia indescriptible, y un toque especial de una artista de fama internacional, quien desde sus inicios se enamoró de la simpleza y la magnitud que rodeaba a la comparsa.

jueves, 24 de julio de 2008

Pirulo Espíndola, el recuerdo de un comparsero

Pirulo siempre fue inquieto, le gustaba formar parte de la comparsa, hacer las carrozas y crear movimientos en las figuras. Con su redoblante en mano y su alegría desbordante, supo cosechar grandes amistades que se prolongaron hasta su partida.
Lo que dejó en el espíritu marabucero, es el aporte de sus hijos, quienes desde chicos forman parte de la comparsa. Gustavo que desde su pecho, con un gran tatuaje del logo de marabú, demuestra su fanatismo hacia la comparsa. Horacio que todos los años acompaña a la escuela de samba y Lorena, que borda trajes imponentes para las chicas de Marabú.
Si bien hoy Pirulo ya no está entre nosotros, queda su enseñanza, su pasión por la comparsa y su valor de ser, simplemente, un marabucero.

Dejate sorprender



Con la consigna "dejate sorprender" la nueva comisión de marabú que se unió para los 50 años, presenta la página oficial de la comparsa, donde se encuentra toda la información, los premios y otros entretenimientos para el interés de los comparseros.

Para acceder a ella es sólo cuestión de hacer click en el vínculo http://www.comparsamarabu.com.ar/

La nueva comisión cuenta con la presencia de Roman Naya como el Presidente, Vicepresidente: Angel Subizar, Secretario: Analia Zeni, Pro-secretario: Sebastián Gonzalez, Tesorero: Alejandra Roleri, Pro-tesorero: Edgardo Noguera.

Vocales: Luis Solán, Juan Pando, Facundo Cruz, Alejandro Pollo, Abel Adaro. Vocales Suplentes: Nelson Alves, Juan Adaro.

Lo que sorprende de esta nueva etapa de Marabú, es el innegable aire joven que viene a dar un nuevo rumbo a la comparsa, para que de esa manera pueda lucir en sus 50 años.

Mima Correa, la reina marabucera

Corría el año 1933, más exactamente un 10 de agosto, cuando nació Gertrudis Lorenza Correa Campos en la ciudad de Santo Tomé. A pesar de su largo nombre, de chica era conocida sólo como Mima. Fue una de las mayores de diez hermanos de una familia luchadora, uno de sus nombres lo llevaba porque nació el día de San Lorenzo.

Su vida siempre fue agitada y nada de eso le quitaba la alegría. Tuvo que abandonar el secundario para comenzar a trabajar, siempre con el peso de ayudar a sus padres. Así, estuvo al frente de un comercio durante 15 años del cual guardaba grandes recuerdos. Luego se fue para poder dar otro rumbo a su vida.

Fue así que con todo su esfuerzo y ganas, a pesar de haber pasado los años, continuó la secundaria y para poder solventar sus gastos trabajó en una imprenta. Su regocijo llegó cuando se recibió de maestra y un día, de casualidad, consiguió una suplencia y no paró de trabajar.
Su primer trabajo fue como profesora de Tecnología Mercantil en una escuela nocturna, luego fue preceptora en otra escuela de Santo Tomé. Después se desenvolvió como profesora de labores en la escuela Normal Superior Profesor “Víctor Mercante”, hasta que se jubiló por enfermedad.

Su agitada vida la llevaba a comer mal y a casi no tomar agua durante todo el día. Cada vez que regresaba de la escuela tenía los pies hinchados, hasta que viajó a Corrientes para hacerse estudios que luego confirmaría su enfermedad. Inmediatamente tuvo que dejar todo para trasladarse a hacerse las sesiones de diálisis.

A pesar de eso, fundó un centro asistencial que lleva su nombre. Juntó centavo por centavo y hasta ayudó a levantar las paredes. Hoy, la salita es una de las más concurridas, todo gracias a su generosidad.
Su paso por Marabú
Para olvidar los malos momentos, dentro de ella tejía una red de recuerdos, de su vida y sus increíbles aventuras. Siempre se caracterizó por ser demasiado sincera o de meter la pata en todo. Además confesaba ser muy fanática de su comparsa, Marabú, a la que definía como “la mitad más uno”.

Siempre llevó dentro suyo los recuerdos de cuando formó parte de la comisión de la comparsa, y su fanatismo era tal, que para ella no existía otra comparsa. Incluso varias veces se enfrentó a golpes con miembros de la comparsa contraria para defender los honores de la suya.

En el 2002, la comision de la comparsa Marabú la distinguió por su labor y además premiaron su lucha y valor. También la agasajaron por ser un ejemplo de vida y por no bajar los brazos, ni siquiera en sus peores momentos. “Pueden más las ganas de vivir que cualquier enfermedad”, decía siempre esta mujer que se animó a desafiar a la vida y reírse de la muerte.
Mima se fue como una reina y dejó su trono libre porque, como toda reina, es irremplazable. Fue un ejemplo de lucha y esperanza, y es por eso que ningún obstáculo derribará su alma íntegra. Ella se fue pero nos dejó su corazón, que hasta en su último palpitar supo disfrutar de la vida.

El pájaro Marabú

Celebrando sus 15 años, marabú presentó "El pájaro Marabú" un excelente carro cuyas alas se extendían a lo ancho de la avenida San Martín.

Quienes presenciaron la belleza del carro dicen que era algo imponente, que no se podía dejar de mirar, por la perfección de los rásgos y por sus atractivos colores.

La imagen demuestra lo imponente que era la carroza, y las miradas de impacto ante la belleza del carro y de su reina.

María Kigental, 1º reina de Marabú

Con tan sólo 15 años, María "Ñata" Kigental fue condecorada como la primer reina de comparsa Marabú. Esta niña adornaba con su belleza la primer carroza que tuvo como tema "Sueños de primavera".
Con un gran vestido y una elegante corona "Ñata" desfiló a lo largo de la avenida San Martín. Quienes la recuerdan desfilando dicen que era impactante verla, por su gran delicadeza y su eterna belleza, que alegraba los corazones de quienes la veían.

Abre sus alas... Marabú

Corría el año 1960, la tarde estaba soleada y no eran mas de las cinco de la tarde cuando comenzó a agolparse la "muchachada" del barrio, en la concurrida esquina de San Martín y Sarmiento. La idea era formar una comparsa, para comenzar con este evento cultural, que un año antes había iniciado la Turma do Fon Fon. Cuando comenzaron a elegir nombres, de lejos se escuchó la voz de Cacho Morán que mostró un libro de cuentos en el cual había un hermoso pájaro Africano. Era el pájaro marabú, quien sorprendía por su atractivo plumaje y sus características que eran ideales para ser el nombre de la comparsa.
La banda comandada por Mami Borda, Negrita Espíndola y con la ayuda de Ramón Espíndola que prestaba su galpón, dio comienzo a este delirio universal llamado Marabú.
Luego de eso vendría otro reto: recaudar fondos. Para eso, organizaban quermeses con la ayuda de los vecinos y juntaban el dinero para poder hacer la ropa y la carroza.
En su primer desfile el tema elegido fue "Sueños de Primavera". La carroza fue hecha sobre una camioneta de Colacho Morán y representaba a un jardín con una campanilla gigante donde habitaba un Ada personificada por su reina la señorita Maria M. Kigental.
Sus integrantes iban vestidos con trajes de campanitas y boyeros. Ese primer año la comparsa contaba únicamente con el trombón de Pocho Merlo y la Trompeta de Kilo Romero. Recién a partir de su segundo año comienza a salir la escuela de samba, dirigida por Moncho Chilotegui y con el Trombón de Chacho Hartl y la Trompeta del negro Maidana.
Los años pasaron y Marabú creció en el corazón de los santotomeños, convirtiéndose en la comparsa del pueblo. Es así que hoy, la aplanadora arrasa con todo, no sólo por su ritmo, sino por la enorme alegría que produce en los santotomeños.