Corría el año 1933, más exactamente un 10 de agosto, cuando nació Gertrudis Lorenza Correa Campos en la ciudad de Santo Tomé. A pesar de su largo nombre, de chica era conocida sólo como Mima. Fue una de las mayores de diez hermanos de una familia luchadora, uno de sus nombres lo llevaba porque nació el día de San Lorenzo.
Su vida siempre fue
agitada y nada de eso le quitaba la alegría. Tuvo que abandonar el secundario para comenzar a trabajar, siempre con el peso de ayudar a sus padres. Así, estuvo al frente de un comercio durante 15 años del cual guardaba grandes recuerdos. Luego se fue para poder dar otro rumbo a su vida.
Fue así que con todo su esfuerzo y ganas, a pesar de haber pasado los años, continuó la secundaria y para poder solventar sus gastos trabajó en una imprenta. Su regocijo llegó cuando se recibió de maestra y un día, de casualidad, consiguió una suplencia y no paró de trabajar.
Su primer trabajo fue como profesora de Tecnología Mercantil en una escuela nocturna, luego fue preceptora en otra escuela de Santo Tomé. Después se desenvolvió como profesora de labores en la escuela Normal Superior Profesor “Víctor Mercante”, hasta que se jubiló por enfermedad.
Su agitada vida la llevaba a comer mal y a casi no tomar agua durante todo el día. Cada vez que regresaba de la escuela tenía los pies hinchados, hasta que viajó a Corrientes para hacerse estudios que luego confirmaría su enfermedad. Inmediatamente tuvo que dejar todo para trasladarse a hacerse las sesiones de diálisis.
A pesar de eso, fundó un centro asistencial que lleva su nombre. Juntó centavo por centavo y hasta ayudó a levantar las paredes. Hoy, la salita es una de las más concurridas, todo gracias a su generosidad.
Su paso por Marabú
Para olvidar los malos momentos, dentro de ella tejía una red de recuerdos, de su vida y sus increíbles aventuras. Siempre se caracterizó por ser demasiado sincera o de meter la pata en todo. Además confesaba ser muy fanática de su comparsa, Marabú, a la que definía como “la mitad más uno”.
Siempre llevó dentro suyo los recuerdos de cuando formó parte de la comisión de la comparsa, y su fanatismo era tal, que para ella no existía otra comparsa. Incluso varias veces se enfrentó a golpes con miembros de la comparsa contraria para defender los honores de la suya.
En el 2002, la comision de la comparsa Marabú la distinguió por su labor y además premiaron su lucha y valor. También la agasajaron por ser un ejemplo de vida y por no bajar los brazos, ni siquiera en sus peores momentos. “Pueden más las ganas de vivir que cualquier enfermedad”, decía siempre esta mujer que se animó a desafiar a la vida y reírse de la muerte.
Mima se fue como una reina y dejó su trono libre porque, como toda reina, es irremplazable. Fue un ejemplo de lucha y esperanza, y es por eso que ningún obstáculo derribará su alma íntegra. Ella se fue pero nos dejó su corazón, que hasta en su último palpitar supo disfrutar de la vida.